martes, 6 de abril de 2010

1939-1942 Miguel Hernandez.

Hay una muerte lenta que atraviesa

la vida lentamente, lentamente.

No es la traidora muerte de repente

que deja el ansia, aunque caida, ilesa.



¿La súbita del rayo? No, no es esa,

es la que llega despaciosamente

como claror confusa del oriente:

trágica luz del rayo que no cesa.



Así, noche tras noche, sucumbiste

en medio de una España negra y triste.

como el toro en la plaza, como el toro



la juventud de hoy, la de mañana,

forja otro cielo rojo, audaz, sonoro,

con un rayo de sol en la ventana.





Esto es un homenaje de Blas de Otero a Miguel Hernandez

y le hace un "guiño" a dos de sus poemas. Son estos


UNO


Como el toro he nacido para el luto

y el dolor, comp el toro estoy marcado

por un hierro infernal en el costado

y por varon en la ingle con un fruto.



Como el toro lo encuentra diminuto

todo mi corazón desmesurado,

y del rostro del beso enamorado,

como el toro a tu amor se lo disputo.



Como el toro me crezco en el castigo,

la lengua en corazón tengo bañada

y llevo al cuello un vendaval sonoro.



Como el toro te sugo y te persigo,

y dejas mi deseo en una espada,

como el toro burlado, como el toro





OTRO





Un carnivoro cuchillo

de ala dulce y homicida

sostiene un vuelo y un brillo

alrededor de mi vida.



Rayo de metal crispado

fulgentemente caído,

picotea mi costado

y hace en el un triste nido.



Mi sien, florido bálcon

de mis edades tempranas,

negra está ,y mi corazón,

y mi corazón con canas



Tal es la mala virtud

del rayo que me rodea,

que voy a mi juventud

como la luna a la aldea.



recojo con las pestañas

sal del alma y sal del ojo

y flores de telarañas

de mis tritezas recojo.



¿A dónde iré que no vaya

mi peerdición a buscar?

tu destino es de la playa

y mi vocación del mar.



Descansar de esta labor

de huracán, amor o infierno

no es posible, y el dolor

me hará a mi pesar eterno.



Pero al fin podré vencerte

ave y rayo secular,

corazón, que de la muerte

nadie ha de hacerme dudar.



Sigue, pues, sigue cuchillo,

volando, hiriendo. Algún día

se pondrá el tiempo amarillo

sobre mi fotografia.



El carnivoro cuchillo es la tuberculosis, que Miguel padecía y de la que el

sabia que iba a morir. Un poema triste pero bellisimo como todo lo de Miguel Henandez.

1 comentario:

  1. Hola, en mi blog tienes un regalito, pasa a recogerlo cuando puedas, si te apetece. Besos.

    ResponderEliminar